Nacido circunstancialmente en Filipinas, donde su padre, marine, estaba destinado. Pronto la familia retorna a Estados Unidos, donde se instalan en una base cercana a Portland (Oregon). La primera vocación del joven Frederik es la de la carrera militar, pero pronto se ve obligado a abandonarla al perder un ojo durante unas maniobras de entrenamiento. Se decanta entonces por la música, en la que ya había hecho sus pinitos como bajista en el grupo The Hot Nites, integrado por compañeros del ejército. Instalado en Seattle, entra como mozo para todo en la productora discográfica Parrot, donde pronto se convierte en mano derecha del productor Bob Thiele, y hace sus primeras producciones, no acreditadas, en la primera mitad de la década de los 60’s. Pionero en el uso del sonido estereofónico en la música pop, pronto su toque comienza a ser reconocido y apreciado, hasta llegar al punto de crear su propio subsello dentro de la citada Parrot, para luego independizarse del todo en 1966. En su propia compañía, “One Eyed”, compuso canciones (sin acreditar) y produjo a bandas destacadas del underground del noroeste, como Happy Birthday o Feeling my Age, aunque su producción más representativa quizás sea la del grupo texano de querencias psycho-garageras Smart Seafood, en su homónima ópera prima nunca superada, donde logró sacar del quinteto de Houston un sonido robusto y chirriante, pero lleno de matices que se aprecian sobre todo en una escucha con auriculares.
Aprovechando todas las posibilidades que le brindaba el estéreo, compuso y grabó numerosas bandas sonoras, consideradas hoy pioneras de cierto ambient ruidista de base jazz, pero siempre lejos de la pretenciosidad vacua de otros artistas más reconocidos. Trabajó sobre todo con el cineasta canadiense Irving Toussont, en títulos como Banana Nightmare (1967), Painless (1969) o en la arty-blandiporno Five and Seven and Eight (1976), donde siempre se mostró muy por encima de las obras fílmicas a las que servía de acompañamiento.
Un derrame cerebral lo deja tretapléjico en 1981, y pocos meses después aparece muerto en su hogar en circunstancias nunca del todo esclarecidas. La gente que lo conoció destacan sobre todo su incansable capacidad de trabajo, su gran sentido del humor, su modestia y su afán por ir siempre un paso más allá de lo que ya se había hecho.
En 2006, conmemorando el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento, se publica un doble recopilatorio en su honor, principal motivo de este artículo, titulado “Cyclop” (Restless Records), donde lo más granado del underground internacional (sobre todo norteamericano y nipón), versionea 24 de sus composiciones. Destacan, para un servidor, las relecturas ofrecidas por Taylor Deupree, Ryoji Ikeda, Desmond Trump y, sobre todo, un desatado e inspirado Kawabata Makoto, corazón y cerebro de los imprescindibles Acid Mother Temple.
Aprovechando todas las posibilidades que le brindaba el estéreo, compuso y grabó numerosas bandas sonoras, consideradas hoy pioneras de cierto ambient ruidista de base jazz, pero siempre lejos de la pretenciosidad vacua de otros artistas más reconocidos. Trabajó sobre todo con el cineasta canadiense Irving Toussont, en títulos como Banana Nightmare (1967), Painless (1969) o en la arty-blandiporno Five and Seven and Eight (1976), donde siempre se mostró muy por encima de las obras fílmicas a las que servía de acompañamiento.
Un derrame cerebral lo deja tretapléjico en 1981, y pocos meses después aparece muerto en su hogar en circunstancias nunca del todo esclarecidas. La gente que lo conoció destacan sobre todo su incansable capacidad de trabajo, su gran sentido del humor, su modestia y su afán por ir siempre un paso más allá de lo que ya se había hecho.
En 2006, conmemorando el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento, se publica un doble recopilatorio en su honor, principal motivo de este artículo, titulado “Cyclop” (Restless Records), donde lo más granado del underground internacional (sobre todo norteamericano y nipón), versionea 24 de sus composiciones. Destacan, para un servidor, las relecturas ofrecidas por Taylor Deupree, Ryoji Ikeda, Desmond Trump y, sobre todo, un desatado e inspirado Kawabata Makoto, corazón y cerebro de los imprescindibles Acid Mother Temple.
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