jueves, 22 de enero de 2015

:repaso al 2014: 3,cine

Otro año de cine.  ¿Otro año?  En esto es complicado hacer una selección, porque la mayoría de las películas que se pueden ver en el 2014 están producidas en el 2013, y probablemente estrenadas en sus países de origen en ese año, además de que muchas películas interesantes no se estrenaron ni se estrenarán nunca en España, con lo que para verlas hay que ponerse bucanero y todo eso.

           
En resumen: que aquí van las películas que más me han gustado (o que más se me han metido en la cabeza) de este año, aunque su fecha en IMDB sea del 2013 (más antiguas no).
            Por supuesto, la lista es, como todas son y deben ser, subjetiva, parcial y reduccionista: ni he visto todo lo que hay, ni ganas.  Corro el peligro, claro, de dejar fuera obras que me fascinarán en el futuro, cuando las vea.  Por ejemplo, después de realizar la lista del año pasado, unos días solamente, me vi La gran belleza, de Paolo Sorrentino, y descubrí que era, probablemente, la película del 2013 que más me había gustado, más que cualquiera de las que había incluido en la lista.  C'est la vie, a veces es tan importante el timing como la obra en sí.  Lo siento, Paolo, eres muy bueno y quería dejar aquí constancia de mi imperdonable error.

            Después de este preámbulo-excusa, vayamos con la lista.  Mi top-ten particular.  Como siempre, las siete últimas están un poco al tuntún; las tres primeras, sin embargo, sí están colocadas en orden según el puesto que ocupan en el podio.  Pasen y vean...


El secuestro de Michel Houellebecq, de Guillaume Nicloux: la película con la que me he divertido más este año.  Houllebecq es uno de los mejores personajes cinematográficos de los últimos años, y su historia, un delirio que mezcla realidad y ficción sin que sepamos distinguirlas, como debe de ser. 

Only Lovers Left Alive, de Jim Jarmusch: vuelve Jarmusch, vuelve el hombre.  Pone su especial idiosincrasia al tema vampírico, llenando la pantalla de elegancia y sutileza.  A mí me encantó.

 

La chambre bleue, de Mathieu Amalric: ¿para qué ver Perdida si esta película trata de lo mismo, dura exactamente la mitad, y es como ocho veces mejor?  Una maravillosa adaptación de Simenon, centrada en los detalles significativos, como la prosa del francés.  Amalric, cada vez más grande.

El viento se levanta, de Hayao Miyazaki / The Kingdom of Dreams and Madness, de Mami Sunada: esto es un poco trampa, lo sé: la última (¿la última?) película del maestro Miyazaki, y una especie de making of, que es mucho, muchísimo más que eso.  Fascinantes ambas y complementarias: ver al genio trabajando es un gozo, aunque para él sea un infierno.

 

Magical Girl, de Carlos Vermut: un ejemplo de hype con sustancia.  Vermut, que ya en su obra en cómic daba muestras de su interés por la mezcla imposible de géneros, sigue construyendo en su carrera cinematográfica obras premeditadamente extrañas, que viajan por derroteros imprevisibles, pero sin impostura y con una elegancia-esencialidad formal hipnótica.  Grande.

R100, de Hitoshi Matsumoto: vaya fenómeno, Matsumoto.  Cada película suya parece constituir un género aparte.  Divertida, autoconsciente, incluye imágenes que solo pueden creerse si uno las ve (y a veces ni así, palabra), y una subtrama donde se hace una crítica de la propia película.  La pera.

 

Computer Chess, de Andrew Bujalski: la ciencia ficción llega al mumblecore.  Vale, ya hay ejemplos anteriores, pero como titular me gustaba.  Bujalski deja de lado sus historias cotidianas de raritos, para hacer una peli rarita con raritos, y con un giro final más desconcertante aún que lo que habíamos visto antes.


3. Dos días, una noche, de Jean-Pierre y Luc Dardenne: me gustan las películas de estos hermanos, qué le voy a hacer; debo de ser masoquista, porque me dejan hecho una mierda durante semanas, pero vuelvo a ellos lleno de ilusión, solo para que me la vuelvan a destrozar.  Como toda su filmografía: austera y lejos del discurso fácil, centrada en los personajes más que en el panfleto.  Un perfecto ejemplo de lo que está pasando ahora mismo en Europa, con un final que no podría ser otro. 


2. Under the Skin, de Jonathan Glazer: ya sé que hay mucho detractor de esta película (y mucho imbécil que solo la vio por lo que la vio), y no voy a intentar convencer a nadie de nada.  A mí me pareció fascinante por lo que a otros les dejó frío o les aburrió: porque apenas hay historia, y la que hay es tan esquiva y está tan dilatada, que parece que no la hay.  Por eso me parece una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años: porque no es discursiva ni pretende dar lecciones sobre temas manidos (como el pesado de Nolan) como si estuviera descubriendo la pólvora a estas alturas de la guerra.  Es un espectáculo audiovisual de primerísima, un ejercicio desasosegante rodado con una elegancia increíble.  Y el motivo para que The Tourist siga en el limbo de los proyectos no realizados al menos durante una década más.


1. Inside Llewyn Davis, de Ethan y Joel Coen: si ya llevan un par de películas remontando el vuelo los Coen, ya con esta vuelven a la estratosfera que habitaban en los 90's, donde no daban puntada sin hilo.  Reconozco que mucho de mi disfrute con esta película viene porque el tema me interesa bastante: la escena folk neoyorquina de principios de los sesenta.  Está a punto de estallar un terremoto cultural llamado Bob Dylan, que hará que todo lo anterior, el mundo de Llewyn Davis, se vuelva anacrónico en un instante.  En ese mundo, en un bucle claustrofóbico que recuerda un poco a la estructura vital/circular de ese otro personaje fascinante que es Barton Fink, Davis vive su epopeya llena de pequeños detalles que tan bien saben engarzar los Coen, haciendo que su historia vaya creciendo y avanzando sin que lo notemos, hasta la voluta final.  Asombrosa.


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También me han gustado, pero se han quedado fuera del top-ten:

El desconocido del lago, de Alain Guiraudie; Nebraska, de Alexander Payne; Todos tus secretos, de Manuel Bartual; Blue Ruin, de Jeremy Saulnier; The Double, de Richard Ayoade; Neuroworld, de Borja Crespo; El gran hotel Budapest, de Wes Anderson; Jodorowsky's Dune,  de Frank Pavich; Encallados, de Alfonso Zarauza; Night Moves, de Kelly Reichardt; Boyhood, de Richard Linklater; The Babadook, de Jennifer Kent; 20.000 Days on Earth, de Iain Forsyth y Jane Pollard; Nightcrawler, de Dan Gilroy; The Trip to Italy, de Michael Winterbottom; Ida, de Pawel Pawlikowski; Kraftidioten, de Hans Petter Moland.