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Y ahora toca repaso a los
cómics que más he disfrutado el pasado 2016. Como siempre, pelotón del 10 al 4,
más mi top-3 particular e intransferible.
-Hail Satan (2016)/Melancolía
(2016) Simon Hanselmann: este año dos (¡2!) tomos con las aventuras de la
bruja, el gato, el búho, el hombre lobo, cara moco y demás. Cada vez más
amargas (¿o soy yo?) pero igual de certeras. Lo de Hanselmann, ni lo duden, no
es flor de un día: su obra, a base de ir acumulando páginas, se está
convirtiendo en una clarividente crónica de la vida aquí y ahora.
-Chiisakobee (2016) Minetarô
Mochizuki. Con un dibujo tan elegante y esencial que no parece que haya una
mano humana detrás, Mochizuki nos ofrece una narración donde cada transición
entre viñetas parece un milagro.
-Todos los hijos de puta del
mundo (2016) Alberto González Vázquez. Recopilando sus obras en El Mundo Today
y Orgullo y satisfacción, así, en un tomo, son el reflejo desopilante de
nuestras miserias. O sea, que te ríes mucho y sientes vergüenza, todo junto.
Menudo putada.
-Tokyo Zombie (2016) Yusaku
Hanakuma. Fantástica edición de esta obra absolutamente impredecible y pionera
de lo brut y del dibujo feo-bueno que tanto se estila últimamente por
occidente. Acojonante.
-El árabe del futuro 2 (2016)
Riad Sattouf. Sigue Sattouf con sus crónicas autobiográficas, con su humor
habitual, sutil, que aporta ligereza a una historia que parece ir creciendo sola.
Qué ganas de que siga...
-El tercer submundo (2016)
Kaz. Más real que la realidad, el submundo de Kaz ya tiene tres tomacos como
tres soles. Quien diga que es surrealista no tiene ni idea de qué es la vida:
la vida es submundo, solo que sin gags. Por que sí, submundo es lo más gracioso
que pueden leer ahora mismo.
3. Intrusos (2016) Adrian
Tomine. Tengo tantos años que aún recuerdo cuando Tomine era una joven promesa,
con sus fanzines autoeditados, cuando no paraban de llamarle el Carver de los
cómics... Y bueno, con Carver sí que comparte una característica: da lo mejor
de sí mismo en los relatos breves. Y esto es Intrusos: una recopilación de
historias cortas donde Tomine, ya un virtuoso, se permite cambios de estilo
para aproximarse a cada relato desde la óptica más idónea. Y le sale impecable.
2. Beverly (2016) Nick Drnaso.
Por fin, después de seguirlo por la red durante años, los Fulgencios publican
un tomo de Drnaso. Una recopilación de relatos breves donde no sobra ni un
trazo, ni una línea de diálogo, donde todo está tan reducido a su esencia que
casi parece un esquema: el manual de instrucciones del fin de la civilización
occidental.
1. Paciencia (2016) Daniel
Clowes. Clowes es, sin duda, uno de los dos o tres mejores y más grandes
autores de cómic en activo. Así que cada obra suya debería ser recibida y leída
como un acontecimiento cultural. Aquí no solo no defrauda las expectativas,
sino que nos sale con una de sus obras más grandes, más complejas, más
personales. Una filigrana espacio-temporal con una carga emocional
arrebatadora. Deja un poco de lado su cinismo habitual (quizás la edad y los
achaques...) para abrir su corazón en páginas, viñetas, que ya son historia del
cómic.
Me encantaron, pero no están
en el top-10...
Aluvión Junji Ito (2016)
Junji Ito. No hay otra forma de decirlo: aluvión de obras de este maestro de lo
desasosegante. Bienvenidas sean, incluso las primerizas, cuando aún no dibujaba
espléndidamente y daba unos pocos bandazos.
La luna al revés (2016)
Blutch. A la altura de Bluth hay muy pocos autores en activo. Aquí tira por su
vertiente más surreal, con una obra más que notable.
Jamilti y otras historias
(2016) Rutu Modan. Bueno bueno. Gran dibujo para unas historias que se partan
en todo momento del lugar común.
Last Man (2016) Blak,
Sanlaville, Vivès. Sigue la mejor obra de acción europea del momento.
Philémon integral (2016) Fred.
Edición como dios manda de un hiperclásico europeo. Ya era hora.
María lloró sobre los pies de
Jesús (2016) Chester Brown. Otra vuelta de tuerca en la mente obsesiva de
Brown. Absorbente.
Juliette (2016) Camille
Jourdy. Ligero y precioso. Vale, parece una película de media tarde, pero
alguna lectura agradable tenía que recomendar.
Dibujos secuenciales (2016)
Richard McGuire. Otra pequeña (de tamaño) maravilla del maestro McGuire. Hay
tanto y tan concentrado, tan variado y tan esencial en este tomo que sería
ridículo tratar de explicarlo. Pues eso.