1. Una señora en una silla de ruedas vuelca en la entrada de una farmacia. Lo primero que veo es a un señor cruzando el paso de peatones sin mirar, corriendo, obligando a un coche a frenar en seco. Después veo lo que hay al otro lado de la acera, lo que le hace correr: la señora tirada en el suelo, con la silla de ruedas volcada a su lado. Entre el señor y un barrendero la cogen en brazos. Uno de los dos le sujeta el muslo por debajo a la señora mientras la sientan, el otro no, y esa pierna cuelga sin vida un segundo, aterradora, antes de que la vuelvan a sentar en la silla.
2. Un coche comienza a arder mientras camino por la calle. Es una calle recta, así que veo las llamas saliendo de debajo del coche aunque estoy a unos cincuenta metros. La gente que está dentro del coche sale corriendo, y una señora que creo que está en el portal frente al coche se pone a gritar, le pide a alguien que haga algo. Empieza a oler a goma quemada y una columna de humo negro sale de debajo del coche. Tengo miedo de que explote y la explosión continúe por los demás coches aparcados en la calle y llegue hasta mí, así que me detengo, veo de lejos el revuelo durante unos segundos, y me doy media vuelta. Paso por la calle paralela, y con el desnivel puedo ver el coche: ya no hay fuego. Es un Renault 4 azul con un pequeño logotipo en un lateral. No me detengo a intentar leerlo desde aquí.
3. Alguien ha vaciado un extintor en una fuente. Sobre el agua se ha formado una costra verdosa, como hielo sobre un lago. No sé la solidez que tendrá, pero sí se percibe que no es líquida, no se comporta como un líquido. Bajo el chorro de agua de la fuente hay un círculo límpio de agua que ondea, pero el resto está cubierto de esa capa química verdosa, del color del veneno de los cuentos. En los extremos, cerca del borde, el agua forma una espuma sucia, de burbujas densas como el cristal. Sé que han vaciado un extintor porque todavía está allí tirado, en mitad de la fuente.
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