domingo, 23 de mayo de 2010

:Mamet dixit (2)

Seguimos sacando sustancia valiosa de Bambi contra Godzilla, del gran David Mamet, uno de los tipos que más sabe del negocio de contar historias con imágenes y palabras. Si hace tiempo nos recreábamos en una serie de citas breves a modo de sentencias del genio de Illinois, en esta ocasión les copiamos aquí un capítulo entero. Aunque no es una práctica que me llene de emoción, en este caso lo hago porque creo que el texto es oro puro: en apenas un par de páginas Mamet describe a la perfección el arte (si tal cosa existe) cinematográfico, llegando a su esencia más profunda e intransferible.

El texto se titula “Las imágenes de claqueta”. Ya me dirán.

Dicen que un película se hace tres veces: cuando la escribes, cuando la ruedas y cuando la montas.

Uno no aprende de verdad a escribir un guión hasta que ha estado en el plató; en el plató uno aprende la diferencia entre lo que es filmable y lo que no son más que palabras bonitas. (“ Al otro lado de la ventana, Nueva York, con su brutal esplendor” es una verborrea encantadora y todo lo que quieran, pero con el guión en mano, en la localización, el director va a tener verdaderas dificultades para saber, por el guión, dónde colocar la cámara.)

Dar al actor una pausa elocuente como parte de su toma puede parecer una señal de consideración y delicadeza durante el rodaje, pero el director encerrado en la sala de montaje, viendo la misma toma interminable, puede aprender, para la próxima vez, a acelerar el ritmo.

La realización de películas es una tarea extraordinariamente pragmática. Como en el combate, como en el sexo, lo teórico está muy bien si uno es un comentarista, pero la cosa en sí sólo puede entenderse de verdad con la experiencia. Nadie en ningún plató, ni en ninguna sala de montaje, conoce la diferencia (si la hay) entre realismo y naturalismo: se limitan a “contar una historia con imágenes”. Un par de tipos se ponen a escribir un gag en una cafetería; un par de tipos con una cámara se ponen a rodar un gag; un par de tipos en una sala de montaje se ponen a darle sentido a la morralla que les ha caído en la mesa. En eso consiste la creación de películas, y de todo lo demás se ocupan “los trajeados”. Mientras, el reloj avanza: tantos días y se llevan la cámara, tantos días y los estudios necesitan distribuir la copia.

Cuando uno se atasca en una escena, en la sala de montaje, a veces se le viene el mundo abajo; un actor interviene con retraso y la escena se para en seco: no hay ningún otro remedio a mano (ningún actor a quien dirigir el plano, para “acelerar” la secuencia), y la película se detiene con un chirrido.

“Si al menos –dice el director al montador-, si al menos el actor, ahí sentado como una esfinge, hubiese mirado a su izquierda: si hubiera mirado a la izquierda en lugar de a la derecha, podría intercalar su primer plano con un plano del otro actor y acelerar la escena.”

Pero no, el actor no ha mirado a la izquierda, y la escena está condenada al fracaso. Pero quizá haya una última esperanza.

El director dice: “Mirad las imágenes de claqueta”.

¿Qué son la imágenes de claqueta?

La cosa va así: una vez preparada la toma, llaman y colocan a los actores. El técnico de sonido anuncia: “Grabamos”; se enciende la cámara; el operador dice al ayudante de cámara que la “marque; el ayudante coloca la claqueta (antiguamente una claqueta real con marcas en tiza, ahora electrónica) delante de la lente para registrar en la película el número del plano y la toma. De este modo, el plano queda registrado gracias a la claqueta, el director dice “Acción” y empieza a rodar.

Pero, como podemos observar, hay un momento en que la cámara estaba filmando, antes de que aparezca la claqueta, y en que el actor esperaba a que se anunciase la acción. En ese momento, es posible que sí haya mirado a su izquierda, a su derecha, arriba o abajo, que haya arrugado la frente, o sonreído o bostezado, o que hay hecho cualquiera de las muchas cosas que, como por arte de magia, pueden resolver una toma atascada o condenada al fracaso.

Esta información accidental, suplementaria y oculta es lo que llamamos “imágenes de claqueta”. Y casi toda la creación cinematográfica, tanto para el guionista, como para el director o el escenógrafo, consiste en el intento, más que de inventar, de descubrir esa información oculta –las imágenes de claqueta- que ya acecha en la película.

2 comentarios:

. dijo...

me encanta la foto de Hitchcock, me la pido para hacer un collage. Gran beso a los dos!!!

toni bascoy dijo...

Ya tengo ganas de ver lo que haces con la foto. Ésa y miles más las puedes coger de:

http://tsutpen.blogspot.com/

Otro beso para vosotros!!