¿Qué opinión te merece una pequeña fábrica de dulces en Desoto (Georgia), llamada Desoto Nut House, que hace tiempo organizaba visitas guiadas por sus cocinas mientras unas negras rollizas manejaban enormes tabletas de crocante y otras preparaciones en mesas de mármol, todo ello en un ambiente abierto, dulce y cálido en que se mezclaba placer y trabajo, tanto es así que siempre salías de allí con una o dos bolsas de nueces o dulces más por la alegría que allí se respiraba que por tener debilidad por esos caramelos, no en vano aquella cocina era de lo más agradable, tanto como contemplar a las mujeres mientras removían aquellas masas peligrosas de caramelo candente, y ahora, cuando vas a la Desoto Nut House no te permiten entrar en la cocina porque ya no organizan visitas guiadas por "cuestiones del seguro"? Lo que quiero preguntar es: ¿no crees que el núcleo de todos estos cambios, de que el mundo ya no sea lo que era, radica en que uno ya no puede ver cómo se hacen los dulces "por cuestiones del seguro"? ¿Acaso no tendría que levantarse alguien y decir: "Si por culpa del seguro no puedo mostrarle a la gente cómo preparo mis dulces, como he hecho durante cuarenta años sin el menor accidente, pues no contrataré ningún seguro"?
(Este fragmento pertenece a la pequeña ¿novela? "El sentido interrogativo", de Padgett Powell (Alpha Decay, 2012), y que está formada integramente por frases interrogativas -normalmente no tan largas como las que conforman este fragmento-, y que vale mucho la pena leerse, no sólo por su audacia formal y por ser muy divertido, sino también porque, como no podía ser de otro modo, te obliga a replantearte -y plantearte por primera vez- muchos aspectos sobre tí mismos, lector, auténtico coprotagonista de la obra).
miércoles, 25 de julio de 2012
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