El cine nació más como una atracción de feria que como un
arte, más como un espectáculo epidérmico que como una construcción dramática y
estética destinada a fomentar la reflexión del espectador. Y sólo siguiendo ese carácter epidérmico
podemos entender la reciente vuelta al 3D: intentar conseguir cierta
profundidad estirando la superficie hacia fuera, en lugar de profundizando
hacia el interior; mucho más complicado, pues para ello hay que manipular e
innovar en los engranajes expresivos y dramáticos, y no en los ópticos.
Que el 3D no es algo nuevo ya lo sabemos todos: tuvo una
“primera” época dorada hace más de medio siglo, y al menos un par de revivals
desde entonces. Pero el cine ya había
nacido intentando romper la tercera pared, intentando lograr la
tridimensionalidad mediante subterfugios y trampantojos: el tren de los Lumière
ya pasaba en escorzo junto a la cámara,
haciendo que la platea aullara asustada como si la locomotora fuera a pasarles
por encima.
Unos años después, Edwin S. Porter, que sentó
las bases de la gramática cinematográfica (que luego perfeccionaría Griffith),
en su clásico The Great
Train Robbery (1903)
ya agudizaba los escorzos hacia cámara plasmando acciones perpendiculares a la
pantalla de proyección: un tren va directamente hacia cámara, un forajido
dispara directamente al espectador.
Estos trucos, además de por su efectismo, son interesantes por la autoconsciencia
del medio que demuestran, que implica al espectador como los grandes cuadros
barrocos, donde algún personaje secundario solía apelar al espectador llamando
su atención. Pero estos diálogos, en
pleno siglo XXI, resultan no ya ingenuos, sino sumamente redundantes; logran el
efecto contrario: en lugar de aumentar la sensación de realidad, en lugar de
reforzar la suspensión de la incredulidad, hacen más evidente el artificio;
cuanto más real quiere ser la imagen, más irreal se nos aparece.
Llegamos
a un punto, como dice Ricky Gervais, en que "Parece que todo
este año era tridimensional excepto los personajes de The Tourist”. Efectivamente, es mucho más sencillo seguir
los pasos de los Lumière que de Buñuel.
Es mucho más sencillo simular que contamos algo, que contar algo. Es mucho más sencillo hacer saltar al
espectador de su asiento que hacerlo pensar.
9 comentarios:
El nuevo 3d parece que está obsoleto ya. Se está pasando la moda.
De todos modos el cine-artificio-palomitero a mi me encanta.
A mí también, en según que momento (con decirte que ayer me vi la cuarta de Misión Imposible...); pero me parece ridículo considerar el 3d el futuro del cine. Es como decir que los libros pop-up son el futuro de la literatura...
Es que ya con datos en la mano, el 3D no va demasiado bien. Lo flipamos con "Avatar", pero lo que vino después fue una tecnochapuza. La gente pasa de ponerse unas gafas, pagar dos euros más y ver la película oscura por ese truco de feria mal hecho.
Si os fijáis, las películas pasaron de anunciarse "en 3D" a "también en 3D", y algunas como "Misión Imposible 4" o la nueva de Batman no fueron/serán sometidas al postproceso 3D por decisión creativa y comercial. En fin...
Eso si, que no nos quiten los blockbusters. Las dos últimas que fui a ver al cine fueron "Los Juegos del Hambre" y "Los Vengadores". En ambos casos mis acompañantes salieron con arcadas cinéfilas, pero a mi no me disgustaron. A lo mejor me lo tengo que mirar...
La última de misión imp. es la más floja de la saga con diferencia.
En cuanto a pelis lamentables pero divertidas, os recomiendo Battleship, una especie de comedia muy yanki con música de ACDC, me lo pasé bien en el cine.
Ya, ya me hablaron "bien" de ella. La de Misión Imposible, sin ser fan de la saga, tenía curiosidad por estar dirigida por Brad Bird, que tan bien me lo hizo pasar con Los increibles o Rattauille... pero esta va a ser que no. Parece un juego de plataformas más que una película...
Ya, ya me hablaron "bien" de ella. La de Misión Imposible, sin ser fan de la saga, tenía curiosidad por estar dirigida por Brad Bird, que tan bien me lo hizo pasar con Los increibles o Rattauille... pero esta va a ser que no. Parece un juego de plataformas más que una película...
Teniendo en cuenta que todas las anteriores son películas "de director", muy personales, pues la de ahora la verdad es que no lo parece.
tal vez sea la producción de Cruise..
Sí, sin duda es una película de productor. De Brad Bird, siendo generosos, doy visto algún toquecillo de humor, como si no se tomara demasiado en serio la historia... pero poco más. Bueno, espero que se llevase su buen dinerito y que su próximo proyecto sea más personal...
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