No están afilados, y se van oxidando con el tiempo; no hay una premeditación ni un ensañamiento en su naturaleza.
Puedes tropezar en ellos si vas despistado, o clavártelos si tropiezas antes y te caes encima. Pueden darse casos de heridas sin importancia, pero habrá heridos de gravedad. Morirá gente; no la suficiente como para que se convierta en un problema candente, un tema de debate en el Congreso; pero sí un tema para comentar por la calle, o en las noticias, de relleno, en el apartado de sucesos.
Nadie se plantea cortar los hierros, o doblarlos, o taparlos con algo para que sean un objeto romo e inofensivo. Simplemente están.
1 comentario:
Menudo problema
Publicar un comentario