jueves, 19 de septiembre de 2013

:cabalgando la bomba.

(Breve extracto, ligeramente modificado y ampliado, del libro Dark Star + El regreso de los muertos vivientes, Tyrannosaurus, 2013).


La escena del astronauta surfeando en el espacio sobre los escombros de la nave, quizás sea la imagen más recordada y representada de Dark Star (John Carpenter, 1974), y parece remitir a la obra de Stanley Kubrick ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964), siendo una reescritura directa de la escena del cowboy cabalgando la bomba en aquella. En realidad, esa imagen icónica tiene una larga trayectoria. Sin necesidad de retrotraernos al Barón Münchhausen, durante la Segunda Guerra Mundial los superhéroes norteamericanos cabalgando una bomba se convirtieron en una imagen muy habitual. Superman (tanto en cómic como en seriales), el Capitán Marvel, los Commands... Incluso imágenes alegóricas del Tío Sam, o anuncios para alistarse en la Marina, representaban a los protagonistas subidos a horcajadas sobre un pepino explosivo.







La figura, cargada de simbología nacionalista metamorfoseada en exaltación del poder masculino, nos decía que había que ser muy hombre para dominar el poder, para redirigir la trayectoria del misil; no existe, por ejemplo, una versión de Wonder Woman sentada sobre un misil, pero sí de ella atada a un misil, en una imagen de bondage y sumisión bastante evidente: podía ser una diosa, pero seguía siendo una mujer. Asimismo, Bucky Barnes, el sidekick adolescente del Capitán América, perdía su vida en plena contienda al quedarse su manga enganchada en una bomba, pues todavía no era lo suficientemente hombre para domarla. El petardo le explota en la mano: una eyaculación precoz en toda regla.



Estas estampas fálicas de aguerridos machos alfa domeñando pepinos de acero, ejemplarizaban el poder de Estados Unidos sobre los demás contendientes, y su dominio de la energía nuclear como una corrida letal pero controlada. Kubrick, con su humor negro, le da la vuelta a esta simbología: mientras en los años cuarenta el atlético cowboy domaba a la salvaje bomba enemiga o conducía hacia la gloria a la bomba amiga, en su película de 1964, irónicamente, es un obeso soldado el que, a base de sumar su peso corporal al de la bomba, hace que ésta caiga y llegue mortalmente a su destino, con la ausencia total de dramatismo que implican las leyes físicas. Ya no están en plena Guerra Mundial, pero la imagen no resulta en absoluto inocua ni inocente, pues el mundo vivía en plena Guerra Fría, sólo dos años después de la crisis de los misiles en Cuba, con un pueblo americano al que aún no se le había pasado el susto.  
El astronauta realizando surf espacial en Dark Star es, también, una instantánea de su época. En pleno bajón hippie, a principios de los muy narcotizados años setenta, la idea del trip, la idea de, literalmente, surfear la inmensidad del universo (interior o exterior) era casi un lugar común. Recordemos a otro icono del cómic (como buen arte popular, el comic-book recoge muy bien el zeitgeist): Silver Surfer. Aparece por primera vez en 1966, en las páginas de Los 4 Fantásticos, y obtendrá su serie original un par de años después (18 números entre 1968 y 1970).  Aunque alcanzó un éxito limitado, tuvo mucha predilección entre los universitarios liberales, que no sólo leían y debatían sobre sus cómics y las implicaciones morales y filosóficas que plateaban, sino que colgaban láminas con su figura en las paredes de sus dormitorios, junto a posters de Grateful Dead o Quicksilver Messenger Service.


El surfista de Dark Star es una imagen diametralmente opuesta a la de exaltación militar y masculina de la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento se entendía que estaban librando una guerra "necesaria", en la que había que arrimar el hombro para ayudar a mantener alta la moral del soldado y del ciudadano. En 1972, cuando se inicia el rodaje de Dark Star, con la guerra de Vietnam ya en pleno decaimiento, una guerra denostada y considerada inmoral por la mayoría de los ciudadanos, lo normal era mostrar una imagen de independencia y libertad personal frente a una sociedad y unas instituciones represoras. En los años cuarenta, el cowboy colaboraba con la maquinaria militar y gubernamental; en Dark Star, tres décadas después, el surfista flota libre en el espacio: su final trágico sólo le implica a él, no habrá víctimas colaterales.


Esa imagen debió de gustarle al guionista de la película, Dan O'Bannon, pues volvió a realizar una variación en un breve cómic titulado Soft Landing, publicado en la  revista Heavy Metal en 1979, ilustrado por su amigo Thomas Warkentin (que también ilustrará el libreto de la edición en VHS de Dark Star). En este cómic mudo de cuatro páginas, una lanzadera espacial expulsa de sus entrañas un descapotable conducido por un astronauta que, al acercarse a tierra, abre un paracaídas que hace que el coche aterrice suavemente en el desierto. La historia la retomará O'Bannon para su colaboración en la película de animación Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981), compuesta por segmentos independientes. Una versión animada de este Soft Landing acompaña los acordes hard rock melódico de los créditos de apertura.



John Carpenter, director de Dark Star, también realizó su particular autohomenaje a tan representativa secuencia, con la huida de Kurt Russell y Peter Fonda en 2013: rescate en L.A. (Escape from L.A.,1996), subidos en sus tablas, acompañados de los acordes del mito de la música surf Dick Dale.

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