miércoles, 13 de agosto de 2008

:el futuro


En el futuro, el futuro sigue siendo un misterio. La historia sigue siendo un trazo que avanza a cada instante, imparable e impredecible. Sí es posible, como mi presencia aquí demuestra, el viaje al pasado. Pero un viaje íntimo, dentro de la propia mente del viajero: sólo es posible retrotraerse dentro de los límites del propio cuerpo. La máquina del tiempo tiene la forma del cráneo humano y su maquinaria es una enmarañada madeja neuronal. La diferencia entre los viajes temporales y los meros recuerdos radica en la posibilidad de dejar mensajes como éste entre las células de tu pasado; información del futuro que modifica el pasado, creando tantos devenires, tantas líneas temporales, en teoría, como habitantes hay en el planeta: 11 mil millones de futuros. No todas las máquinas, no todos los cerebros, soportan esta tensión. Algunos se vuelven locos; es el riesgo que corremos los viajeros.
Tras la era de la supremacía bélica, le siguió la hegemonía de la industria médica, que alargó nuestras vidas hasta los doscientos años de media (en el hemisferio norte: superado el sentimiento de culpa post-colonial, todo el hemisferio sur acabó convirtiéndose en lo que ya era: abono y proteína barata). A ésta le siguió, como es natural, un desarrollo inusitado de la industria cosmética: los cuerpos se mantenían vivos, ahora había que conservarlos hermosos. Todavía, en 2176, vivimos imbuidos de ese espíritu: la belleza.
Avances que la imaginación ya preveía y exigía desde hacía siglos se alcanzaron gracias a la búsqueda de esta belleza huidiza. La regeneración celular consiste en la eliminación de cada partícula integrante del cuerpo, que luego es reconstruido de nuevo, átomo a átomo. Las células nuevas mantienen la misma apariencia, posición y relación que las antiguas, pero una nueva energía de recién nacido las alienta, una electricidad poderosa las mantiene más unidas que antes. Uno renace en su propio cuerpo como en un pequeño Big Bang. Duplicando la cabina y modificando las coordenadas de regreso, logramos la ansiada teletransportación. Efectivamente, una forma depurada de exfoliante.
Para los apóstoles de la inviolabilidad del cuerpo, los exegetas del sagrado A.D.N., tengo malas noticias: en el futuro, en vuestro futuro, la genética estará al nivel de la repostería o del prêt-à-porter. Uno no sólo puede elegir el sexo propio o de sus descendientes, el color de los ojos, la raza, la altura, la constitución o de qué morirá. El cuerpo es maleable y reversible, y uno puede introducir tantos cambios en él como se le antojen: puedes añadir perfume a tu información genética para desprender un ligero aroma a Channel, a Calvin Klein o a Kenzo; encarnar diseños exclusivos de firmas punteras con logotipos escarificados; confiar tu fisonomía a un artista como el que encarga una casa a un arquitecto. El cuerpo hace tiempo que ha pasado templo a centro comercial.
Tampoco el cerebro es un bunker. Sistemas de transmisión de la información plagan la superficie del planeta; información que atraviesa el espacio en sintonía con las ondas cerebrales y que uno ya no distingue de sus propios pensamientos. Ya no se puede separar la inspiración del spot, el arrebato del chisme, el recuerdo del folletín. De esta forma, con un único cerebro compartido y un cuerpo intercambiable, imposible de encontrarse uno mismo frente al espejo o en la oscuridad de la alcoba, es como llegamos a un verdadero comunismo: a través de la cosmética y la publicidad.

4 comentarios:

Cachi dijo...

(Mamá, no leas esto)

Toni, la próxima vez que quedemos a ver si puedes darme un poquito del orégano raro ese que te pasa tu colega ¡¡es prodigioso!!
Te veo, con Punset, debatiendo temas trascendentales en muy poco tiempo...

toni bascoy dijo...

Creo que el pobre Punset tiene los telediarios (o los Redes) contados; pero ya me gustaría, aunque sólo fuera para comparar quién tiene más acentazo. Y las hiervas aromáticas ya las he dejado hace más de un año, casi por prescripción médica. Aunque tarda lo suyo en eliminarse del todo. O eso quiero pensar. Un saludo...

Anónimo dijo...

Qué tal, meu?

Ya he vuelto de los Portugales, sí, y bueno a ver cuándo quedamos para tomarnos un algo, tal vez unas cervezas con azeitonas o qué sé yo.

Un saludo.

Cachi dijo...

Este blog se está volviendo aburrido, espeso, pesado, soporífero, soso, inapetente... ¿y quién tiene la culpa? La puñetera CRTVG.
Estábamos todos deseosos de conocer más de Z y aparece la CRTVG y nos rapta al autor... ¡¡fuertes cojones!!

¡¡¡¡MANIFESTÉMONOS!!!!