
Ella oyó su politono, se volvió con curiosidad y se miraron entre la multitud: fue un amor a primera vista.
Esa misma noche se intercambiaron los números y él le llamó a ella dos días después.
Las siguientes fueron
semanas de llamadas y SMS’s, cada vez más íntimas, cada vez más largas.
Fue una época de morse con llamadas perdidas y de fotos por MMS.
Ella se puso una foto de él de salvapantallas; él una de los dos.
Ese mes la factura del móvil fue abultadísima, así que lo hablaron y decidieron tomar medidas.
Ella se cambió de compañía para que les saliese más barato; él se pasó de tarjeta a contrato para que les saliera más barato y, finalmente, tras meditarlo y consultarlo, se duaron.
Las llamadas eran prácticamente gratuitas, sólo tenían que pagar tres céntimos de establecimiento de llamada y podían hablar durante horas y horas sin preocuparse del dinero.
Pero cada vez las llamadas eran más cortas y espaciadas, más llenas de silencios y de palabras frías y desapasionadas.
Todo sonaba a excusa y a despedida.
Igual que la primera vez, en esta ocasión también fue ella la que dio el primer paso: entre dos clases, sin pensárselo, le mandó un breve SMS en el que le decía, sin ambigüedades ni dobles sentidos, que se había acabado.
Él se pasó días y días llamándola y mandándole mensajes, pero ella siempre estaba apagada o fuera de cobertura y no le contestaba los mensajes, que primero leía y después borraba sin siquiera abrir.
Días después empezó a saltarle el buzón de voz y, finalmente, tras dejar de llamarla durante un tiempo, volvió a intentarlo con más insistencia, pero ella le cortaba las llamadas.
Probó entonces a llamarla con el móvil de un amigo y ella por fin respondió, pero al reconocer su voz le dijo que se había acabado, que no había nada más que hablar, y que si seguía insistiendo cambiaría de número.
Él se resignó, cambió el salvapantallas por una foto de su perro jugando en la playa, cambió los tonos de llamada y mensaje recibido que tanto le recordaban a ella, y volvió a su antigua tarifa de de 4 a 4 con 3 favoritos: su madre y dos amigos.
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