jueves, 10 de marzo de 2016

:tópicos (segundo capítulo de una serie abierta y de improbable continuidad)


            A una persona le echan las cartas del tarot y, en un momento dado, le sale la carta de La muerte, con su calavera y su guadaña y toda la parafernalia.  Golpe de sonido, subidón de música, primer plano del cliente acojonado.  Pero no, tranquilo, le explica el/la echador/a de cartas: La muerte no es una mala carta, todo lo contrario; no significa que te vayas a morir: "La muerte significa cambio", esto se ha oído más veces en el cine que "Te amo" e incluso que "Nunca he estado tan seguro de nada en toda mi vida".  Después, sin embargo, puede haber una coda/apostilla/giro inesperado.  Sale una carta aparentemente anodina y benévola, pongamos por caso La mujer del cántaro de leche tibia o El oso amoroso regala besos, y ahora, sin embargo, es el primer plano del echador/a de cartas el que nos advierte de que algo va mal, agudos espectadores, que esa carta presagia algo tan espantoso que no existen palabras para describirlo, ni en un libro de Lovecraft.  Niega con la cabeza y le devuelve el dinero a su cliente.  No, no puede decirle lo que le presagia el futuro, y le hace salir de su barraca casi a empujones, tan terrible es su destino.  Hay una extraña lógica en devolverle el dinero al desafortunado, como si una prostituta devolviese el dinero al cliente si el polvo no estuvo a la altura; es más, como si el cliente recobrase la virginidad con la devolución del montante.

            Acabas de matar al monstruo y, justo al girarte, ves que el tipo del que nunca te has fiado del todo, ese tipo con el que tienes una cuenta pendiente que nunca se ha aclarado del todo, ESE TIPO te está apuntando con su arma.  No te da ni tiempo a decirle nada cuando dispara y, sorpresa, no te ha dado a ti, le ha dado al monstruo a tus espaldas, que no estaba muerto como tú creías.  El tipo del que nunca te has fiado ha estado apuntándole todo el tiempo, el tipo del que nunca te has fiado te ha salvado del monstruo, pero sigues sin fiarte de él, puto desconfiado. Eres lo peor.