Empieza el verano, y con él el juego de números y porcentajes de todos los años en los noticiarios. Este año toca crisis, así que ya sabemos lo que nos queda. Por el momento, un empresario hotelero quejándose de que la gente sigue yendo de vacaciones (lo que parece indignarle), pero no se gastan un duro (de las antiguas pesetas; tres céntimos de los de ahora), sino que se traen el bocata y la bebida de casa; aunque estén calientes, apostilla más lleno de indignación. Como todo el que trabaja de cara al público, y vive del público, este señor nos ve como lo que somos en realidad: ganado con tarjetas de crédito. Y si no gastamos, por él podemos ir a pastar a otra parte. Así que ya saben, liendres: este verano viajen y gasten por encima de sus posibilidades para que los popes del sector hostelero puedan mantener su tren de vida. Y si no, quédense en casa y no molesten, joder.
martes, 1 de julio de 2008
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2 comentarios:
Creo que en mi caso optaré por hacer lo que los portugueses, léase: pensión cutre con infinidad de vida inteligente (¿cucarachas?) para hacernos compañía en las cálidas y insomnes noches de verano, brazos hiperdesarrollados para saltar las vayas (no olvidemos que estamos en año olímpico) de las entradas del metro, piernas estilizadas para correr delante del servitoro (camarero en griego) tras realizar un inapelable simpa, y el bocata siempre preparado en un bolsillo lleno de aceite y restos de calamares, cuando todo lo demás falle, para comer y puede que cagar de campo.
Un abrazo desde el Otro Lado.
Mmmm... menudo planazo. Sólo un consejo que seguro que ni te hace falta: no elvuelvas el bocata en papel de aluminio, porque suda y se ablanda el pan. Por lo demás: de lujo.
Un saludo desde este lado.
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