18 de noviembre - Mi hermana me vuelve a llamar para decirme que esta tarde está ocupada, y me pregunta si puedo pasarme mejor mañana. Espero un poco antes de responderle, como si tuviese que consultarlo, y le acabo respondiendo con desgana que sí. La verdad es que tengo ganas de sacármela de encima. Después de colgar me doy cuenta de que me ha llamado a las doce y media, sin preguntarme siquiera si molestaba, dando por hecho que no estaría trabajando ni haciendo nada importante. Desde que se ha separado está misteriosa, dispersa y distante. Cada vez nos parecemos más.
Me levanté con una comezón en la punta de la polla. Después de la meada matutina me he tirado del prepucio hacia atrás, descubriendo el glande. Me he llevado una desagradable sorpresa: desde la última vez que me lo vi le ha vuelto a salir una capa de una sustancia blanquecina que apesta a marisco podrido. Estoy seguro de que tiene un nombre científico, pero yo le llamo “salmonela de rabo”. Me la he lavado y he visto que tengo toda la base del glande irritada, como en carne viva. Inmerso como estoy en un ciclo de inapetencia sexual, llevo unos días sin cascármela, y por lo tanto sin pensar siquiera en ella; y por lo tanto sin limpiármela. No soy constante ni con mi polla.
Ya puestos decido hacer limpieza en la casa. Paso una aspiradora, cambio las sábanas, pongo dos lavadoras. Me hace sentir adulto y responsable, pero como parte de un simulacro: me imagino a mis antiguas profesoras del colegio asintiendo complacidas cada vez que limpio o hago la cama, de igual manera que pongo cara de inocente cada vez que me cruzo con un coche de policía. Acabo la limpieza empapado en un sudor frío, con un profundo olor químico; debe de ser por las pastillas. Cuando me voy a dar una ducha cambio de idea y pongo el tapón de la bañera. Mientras el chorro raquítico llena la bañera, poco a poco, pienso en la última vez que me di un baño. Debe de hacer un par de años. Quizás con Z, probablemente en un hotel. En casa siempre me hace sentir culpable; me hace recordar cuando era niño y mi hermana y yo compartíamos el mismo agua para ahorrar. Me meto en la bañera, con el agua hirviendo. Pero pronto se va templando, y mi cuerpo se relaja, como si fuese a ponerse a flotar en cualquier momento. Noto todas las oquedades de mi cuerpo: el estómago, el esófago, las muelas picadas, los senos frontales... de pronto me siento como una cáscara vacía. Cierro los ojos y podría estar en cualquier otra parte; en otro momento o en otro lugar, no sé, pero no aquí. Oigo los crujidos de la casa, un repiqueteo y un largo lamento en el piso de arriba, como si hubiese alguien. La ocurrencia me acaba de fastidiar el baño. Me vuelvo a descubrir el glande y dejo que se reblandezca en el agua tibia. Me sigue picando como un demonio.
Frente al espejo, de pronto, noto como si mi cabello hubiese crecido una cuarta desde la última vez que me fijé. Ayer lo tenía corto y hoy, de repente, lo tengo largo. A veces pasan este tipo de cosas.
Sólo me quedan cuatro pastillas, así que decido racionarlas. Sólo me tomaré media.
Me levanté con una comezón en la punta de la polla. Después de la meada matutina me he tirado del prepucio hacia atrás, descubriendo el glande. Me he llevado una desagradable sorpresa: desde la última vez que me lo vi le ha vuelto a salir una capa de una sustancia blanquecina que apesta a marisco podrido. Estoy seguro de que tiene un nombre científico, pero yo le llamo “salmonela de rabo”. Me la he lavado y he visto que tengo toda la base del glande irritada, como en carne viva. Inmerso como estoy en un ciclo de inapetencia sexual, llevo unos días sin cascármela, y por lo tanto sin pensar siquiera en ella; y por lo tanto sin limpiármela. No soy constante ni con mi polla.
Ya puestos decido hacer limpieza en la casa. Paso una aspiradora, cambio las sábanas, pongo dos lavadoras. Me hace sentir adulto y responsable, pero como parte de un simulacro: me imagino a mis antiguas profesoras del colegio asintiendo complacidas cada vez que limpio o hago la cama, de igual manera que pongo cara de inocente cada vez que me cruzo con un coche de policía. Acabo la limpieza empapado en un sudor frío, con un profundo olor químico; debe de ser por las pastillas. Cuando me voy a dar una ducha cambio de idea y pongo el tapón de la bañera. Mientras el chorro raquítico llena la bañera, poco a poco, pienso en la última vez que me di un baño. Debe de hacer un par de años. Quizás con Z, probablemente en un hotel. En casa siempre me hace sentir culpable; me hace recordar cuando era niño y mi hermana y yo compartíamos el mismo agua para ahorrar. Me meto en la bañera, con el agua hirviendo. Pero pronto se va templando, y mi cuerpo se relaja, como si fuese a ponerse a flotar en cualquier momento. Noto todas las oquedades de mi cuerpo: el estómago, el esófago, las muelas picadas, los senos frontales... de pronto me siento como una cáscara vacía. Cierro los ojos y podría estar en cualquier otra parte; en otro momento o en otro lugar, no sé, pero no aquí. Oigo los crujidos de la casa, un repiqueteo y un largo lamento en el piso de arriba, como si hubiese alguien. La ocurrencia me acaba de fastidiar el baño. Me vuelvo a descubrir el glande y dejo que se reblandezca en el agua tibia. Me sigue picando como un demonio.
Frente al espejo, de pronto, noto como si mi cabello hubiese crecido una cuarta desde la última vez que me fijé. Ayer lo tenía corto y hoy, de repente, lo tengo largo. A veces pasan este tipo de cosas.
Sólo me quedan cuatro pastillas, así que decido racionarlas. Sólo me tomaré media.
3 comentarios:
Hola a todos:
Aprovechando esta efeméride (prometo no volver a darles la murga hasta el número 50), quisiera darle la bienvenida a los recién llegados, que sé que los hay, y mi más sincero agradecimiento a los/as veterenos/as: son ustedes grades, y lo suyo tiene mucho mérito. Un saludo a todos y que la salud les acompañe: T!
Genial lo de salmonela de rabo!!!! .
Muahhhhaahah...que risas.
Sigue asi....y a ver si esta semana quedamos de 1pv.
Talogo!
Flotar en el agua es una de las mejores sensaciones que existen. De pocas maneras el cuerpo se relaja tanto... aayyysss... ¡queremos playa!
un beso
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