domingo, 4 de mayo de 2008

:manuscrito hallado en una botella (de licor café) [24]

[Continuación] Lo pongo todo en el suelo intentando no hacer demasiado ruido, pero no puedo asegurar que lo haya logrado. Me descalzo y me acuesto en cama, enrollándome en la manta. Me duermo al instante, profundamente, sin sueños. Sólo recuerdo un tintineo lejano, musical, en algún momento, que no logra despertarme del todo; y después, en algún otro momento, golpes que me traen a la consciencia como un empujón. Mi madre está llamando a la puerta y me dice que va a estar la comida. Le contesto que ya voy, con una voz que no parece mía, excesivamente formal y átona. Enciendo la luz atontado. Son las dos menos diez. Tardo unos segundos en comprender todo lo que acaba de pasar, como un accidente de tráfico. Al incorporarme, mi cabeza parece seguir un movimiento uniforme hasta la pared, por pura inercia. La habitación es plana como un catálogo. Salgo al pasillo y grito que me doy una ducha rápida y ya voy a comer. Nadie contesta. Me desnudo y me meto en la ducha en cuanto el chorro de agua está un poco templado. Sólo en ese momento me doy cuenta de que no sólo me he metido en la ducha con las gafas puestas, sino que he dormido toda la noche con las gafas puestas. Me las quito, las sacudo y las dejo a un lado para terminar de ducharme: es la sensación más placentera que he tenido en días. Quizás en semanas.
Tengo que usar el desodorante de mi padre, que pica en los sobacos y huele a cincuentón, y me pongo la muda que he traído. Noto el cerebro agradablemente embotado, medio amnésico, como si sólo hubiese olvidado todo lo malo. Al entrar en la cocina me siento un poco avergonzado por haberme levantado tan tarde, así que entro sin pensármelo mucho. Hace tanto calor que se me empañan las gafas. Han hecho cocido. Mi padre, como es habitual, habla conmigo a través de mi madre, como si yo no estuviese presente. Le pregunta si quiero costilla o sólo jamón, y yo le digo a mi madre que sólo costilla. Me pregunto si existirá un vocablo que designe con precisión esta acción. Si no, debería haberlo. Después de todo, existe la palabra alunizar, que nombra algo que sólo se ha hecho una docena de veces en toda la historia de la humanidad.
Comemos básicamente como animales amaestrados, en silencio, levantando de vez en cuando la cabeza hacia el televisor. Tras el plato fuerte, también en silencio y sin solución de continuidad, mi padre y mi madre desplegan sobre la mesa, como en un complejo ritual, los postres: fruta, membrillo y queso. Me como la pera más pequeña del frutero. Mi madre me pregunta si hace mucho que no hablo con mi hermana. Como puede contrastar la información, decido decirle la verdad, pero lo más imprecisamente que puedo. Le digo que no recuerdo, que hará como un mes o dos. Me dice que la hicieron fija en la empresa, y se supone que debo alegrarme, así que supongo que me alegro.
La sobremesa termina sin estridencias. En el dormitorio hago una criba de todo lo que me voy a llevar. La mayor duda me la plantean las mancuernas. Al final decido llevármelas. Debo ponerme minimamente en forma, ya que estoy de nuevo en el mercado. Sólo cuando ya voy a irme veo que tengo un mensaje en el móvil. Probablemente fue el tintineo que oí por la mañana. El mensaje es de Z, la primera noticia que tengo de ella desde que hemos roto. Sólo son tres palabras y un signo de interrogación: que tal stas? [Continuará]


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si te ha dejado ella dile que estás bien. A las mujeres (a mí por lo menos) nos horrorizan los tíos que van de víctimas. Ella ya sabe que estás jodido, no hace falta que publiques una carta el en Periódico.

Si la has dejado tú dile que podrías estar mejor.

Me ha encantado leer esta primera entrada, me gusta mucho el estilo, es muy ameno y no invita al aburrimiento.
Es cierto eso de que siempre te habla tu padre o tu madre como si fueras invisible o ciego o inexistente..., es curioso. ¿Por qué coño lo harán? yo digo que es vergüenza.

Un beso y eso

Anónimo dijo...

Hola,
muy bien descrito el ambiente de la comida, me suena bastante!!
Y respecto al mensaje, por lo que he podido leer, la ruptura te ha resultado algo dura no?, pues entonces lo mejor es que ni contestes!!!

Un beso!

toni bascoy dijo...

Hola y bienvenidas:
Es agradable ver caras y pies nuevos. Gracias por las críticas positivas y por los ánimos (aunque, por si a alguien todavía le cabe la duda: no es un texto autobiográfico. Yo estoy muy feliz y muy enamorado, gracias). En cuanto a lo de esta entrada, penélope, no es precisamente la primera. Ese 24 al lado del título es una pista. A ver si te atreves a profundizar y me cuentas.
Dos besos!

Anónimo dijo...

tony, exijo como fiel lectora y proclamadora de tu obra, que el protagonista tenga UN SOLO DÍA FELIZ, pero feliz en todos los sentidos eh? vaya, que se despierte con buen pie.
No pueden ser todo nubarrones en su existencia, pobre!
un saludo.

toni bascoy dijo...

Hola, Broz:
Tienes todo el derecho del mundo a exigir, como bien apuntas. Lástima que esto no sea el Corte Inglés. Tendrás que tener paciencia, y los buenos días llegarán por propia iniciativa, sin forzar. Paciencia.
Un besiño y espero que a tí SÍ te vaya todo genial.