
El Coronel va de cuarto en cuarto dándonos ánimos con pequeñas arengas. Hoy nos dice que prefiere enemigos con armas automáticas que con semiautomáticas, porque con estas últimas tienden a apuntar mejor; sin embargo el miércoles nos dijo que reconoceríamos a nuestros enemigos sólo porque nos apuntarán con sus armas. No comento nada sobre estas contradicciones, porque los ánimos ya están bastante bajos: el Coronel ha perdido más de quince quilos la última semana. Si no llevase siempre el mismo pasamontañas, creo que ni lo reconocería.
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