Hay gente, me consta, que vive la vida con bulimia, como si cada bocado fuese el último. Otros, como yo, vamos dejando las mejores porciones, las que, a priori, creemos que vamos a disfrutar más, para después, retrasamos lo que más nos gusta todo lo que podemos, quizás porque la vida no nos da esa opción. La vida no depara un postre para el final, nadie termina su vida en lo mejor, a no ser que te fulmine un infarto cerebral en pleno polvo a los 35 años. Pues no, lo normal es una decadencia de décadas en las que vas perdiendo facultades y amistades paulatinamente. Por eso, algunos de nosotros, nos regalamos postres a la menor oportunidad, nos concedemos instantes de espera y de felicidad. Como hoy: en un lapsus del trabajo me acerco a hacer unos recados y me paso por mi quiosco favorito y allí veo, oh sorpresa, el Catálogo de novedades ACME, la nueva y flamante obra de Chris Ware publicada en nuestro país. Y digo sorpresa porque llevo días paseándome por las librerías del ramo y sólo me dan largas. Así que me hago con un ejemplar y me lo meto en una bolsa para que no se moje con el chispeo de afuera y para no verlo, y me paso el resto de la jornada laboral (ésta a la que le estoy robando minutos sueltos para escribir esto: ustedes perdonarán la inconsistencia y lo atropellado del discurso) deseando y esperando el momento en que llegaré a casa y le podré hincar el diente: darle una hojeada a fondo que en algunos casos es más disfrutable que la lectura completa.
Como a los que nos gustan los postres, reales y figurados, probablemente moriré viejo y dejaré un cadáver gordo, arrugado y varicoso. Está bien ser consciente de ello. Un saludo.
lunes, 25 de mayo de 2009
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4 comentarios:
La anticipacion del placer es a veces mas placentero que el placer mismo. (toma!)
Bua... tanto rollo y se podría haber dicho en dos líneas. No, si es que, donde no hay no se puede sacar.
Un abrazo, doctor.
O como decía nuestro gran Punset: "La clave de la felicidad hay que buscarla en la sala de espera de La Felicidad"
Que le aproveche señor Toni, sin duda usted se merece un buen postre, y no se preocupe por su cadáver gordo y con varices, piense que los gusanos se lo agradecerán.
Un saludo
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