
Practicante de un slapstick desaforado, desmesurado; de un expresionismo feísta, demente, partiendo de donde Basil Wolverton lo dejó y a donde Boucq, Gotlib, Vuillemin o cualquier otro ser humano medio cuerdo nunca se atrevería a llegar, Edika realiza obras de un humor eminentemente físico, matérico: el material, en primer lugar, del cuerpo humano, objeto y motor de todas sus historias; cuerpos deshuesados, de goma y pelo, que se retuercen y deforman intentando amoldarse a un ideal estético impuesto por una sociedad pacata y convencional, quedándose siempre, en el mejor de los casos, a medio camino. Edika parece especialmente interesado en desmitificar nuestro cuerpo, dirigiendo su mordaz lente a los ángulos menos favorecedores: michelines, coronillas ralas, hombros velludos, pechos asimétricos, tetillas caídas, nalgas acnéicas... es muy difícil mantener la dignidad en tanga, parece advertirnos. Se centra, a la mínima oportunidad, en las acciones que nos hace más (patéticamente) humanos, en nuestras necesidades más primarias; es decir: sexo y escatología.

Muchas de sus mejores historias parecen dibujadas sobre la marcha, improvisando en busca del más difícil todavía, de la vuelta de tuerca imposible, en un tour de force hiperbólico y excesivo que no busca la sonrisa del lector, sino la carcajada, la mancha en los calzoncillos. Son historias que crecen viñeta a viñeta, de forma natural, aunque a veces (a menudo) tengan que romper los presupuestos establecidos por el propio autor y la lógica de la historia: en el mundo de Edika no existe nada lógico.
Sus viñetas conforman estructuras autosustentantes: un sistema que se comprende a sí mismo, que diría Hofstadter. Frente a la tiranía del final de página, Edika abigarra sus figuras en diminutas viñetas (como camarotes de los Marx atravesados por líneas cinéticas), si le queda mucho que contar y poco espacio, comprimiendo líneas y dejándonos con un etcétera o unos puntos suspensivos que se pasan por el forro el giro final, el cierre redondo. Más próximo a la jam sesion jazzística que a la canción pop, aunque éstas tampoco se le den mal.

Y llegamos a la única parte triste de esta historia: de su amplia obra (más de una treintena de álbumes), en España sólo se pueden encontrar (o se podían, hace años) algunas historietas sueltas en revistas como Humor a Tope, Tótem (época New Cómic) y, creo, Penthouse Cómix. Los de New Cómic le sacaron cuatro Tótem Extra (Los mejores cuentos de Edika) que se encontraban saldados no hace demasiados años; y los de Norma también publicaron (al menos) un par de Festivales Edika en su colección Humor a Tope. Poca cosa, en definitiva, y difícil de encontrar a estas alturas de milenio; se siente. Rebusquen de todas formas en librerías de saldo y similares (e-bay, entiéndase), y quizás se lleven una alegría. O si me conocen y me encuentran por la calle, pídanme que les preste lo que tengo, que la cultura es para compartir, coño.

4 comentarios:
Jejejej qué recuerdos...no tenía ni idea de que era egipcio. A ver si encuentro un album que tenía de él que eran historias hilarantes/pornográficas con burradas a cuál más grande y divertida.
Un saludo.
PD: gracias por visitarme.
Lois dijo... Ahh, el bicho de Edika. Tronchante a la par que escatológico, sin duda. Que recuerdos! Cómo olvidar a esos personajillos esmirriados (y tan irritantes que dan ganas de mentar a sus progenitores),siempre machacados por esos otros personajazos mastodónticos, de mandíbula prominente y cara de muy, muy , pero que muy malas pulgas; o a esas chicas cuyos cuerpos deslumbrantes hacen babear a los primeros; o al gato Clark Gaybeul (je) cagando por todas partes. Sencillamente hilarante!
Otro dia, si te va o te viene, hablamos de Basil Wolverton. Ahh, El Gran Basilio!! Para orinarse en los calzones con sus dibujos.
Y creanme, señoras, señores y otros seres espantajerioadictos, que si Toni dice que presta esos cómics, es que los presta. Como hizo conmigo generaciones ha. Siempre con vuelta, claro; como los boomerangs bien lanzados o los escupitajos en contra del viento.
Apertas, Lois.
Pues sí, cuantos recuerdos... que juventud... quien nos pillara en nuestros buenos tiempos. Y sí, algún día hablaremos de Basil. Unha aperta!
que grandes recuerdos,
por favor como bien has dicho hay que compartir....
porque no te animas a escanearlos y compartirlos por internet, ya que son realmente dificiles de encontrar muchas gracias.
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