Alcanzan con esta tercera entrega de El Vecino su cenit creativo conjunto Santiago García (al guión) y Pepo Pérez (al dibujo). Y no es que las entregas anteriores fueran desdeñables, todo lo contrario, pero en esta se desatan con un tomito de factura precisa y acabado precioso.
El formato novela gráfica (pequeño y gordo, para entendernos), sin los condicionantes de los álbumes europeos, les da espacio a los autores para explayarse, para que cada secuencia respire y se construya con su propio ritmo (la del hospital, por ejemplo, sería impensable en un álbum de 48 páginas).
Debe de ser complicado hacer un cómic de superhéroes en España (sólo hay que ver lo que se ha hecho hasta ahora), pero Santiago y Pepo han logrado con esta serie en general, y este tercer volumen en concreto, un equilibrio perfecto entre géneros y elementos aparentemente inconexos: slice of life y paranoia superheroica, queso del pueblo y luchas por el merchandising.
El asunto superheroico, es cierto, aparece prácticamente en off, a pesar de inmiscuirse en la trama en forma de uniforme rojo, un retazo de cuatricomía en el blanco y negro, fragmentos de superhéroe en un slice of life. Por debajo de esta superficie superheroica, que nunca es una anécdota folclórico porque los autores aman y dominan el tema en profundidad, este vecino nos habla de las relaciones de pareja, de por qué mentimos a quien amamos y demás miserias de treintañeros.
Sí, el tema principal es la mentira, la simulación... para lo que la metáfora superheroica les viene que ni pintada; una dicotomía ya explícita desde la propia portada: todos tenemos una identidad secreta, todos tenemos una máscara, un alter ego y unos enemigos invisibles a los que nadie ha visto nunca, valga la redundancia.
A pesar de que el cómic se articula en una retícula de viñetas de tres por tres, el ritmo nunca es monótono, si no que los autores manejan diversos tempos a su antojo, con un dominio abrumador de los diálogos, los silencios, las elipsis, los encadenados. Todo con un dibujo dinámico, de fácil lectura, con el detallismo y la expresividad justas, perfecto en su equilibrio de masas blancas y negras.
Uno de los dos o tres mejores tebeos nacionales del año. No lo duden.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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2 comentarios:
Bonito blog y bonita reseña.
Impacientes Saludos.
Completamente de acuerdo! Buena reseña. Salu2
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