martes, 25 de mayo de 2010
:lost words
Se pueden decir muchas cosas del final de Lost; de hecho, se están diciendo.
A servidor esta temporada no le estaba entusiasmando, así que el final tampoco ha sido especialmente decepcionante.
¿Un poquito bluff? Sí, claro. Pero seamos sinceros, después de seis años de tensión acumulada, después de seis temporadas sumando capas y más capas de enigmas... ¿había alguna forma de terminar este polvo con un orgasmo potente? De hecho, haber llegado al final, no ya con una buena erección, sino medio morcillón, ya me parece un logro.
Lo peor de este final, a mi modo de ver, no es el aire pseudoreligioso (eso ya se venía apuntando: una explicación puramente científica creo que estaba descartada desde el minuto tres del episodio piloto), sino la sensación de déjà vu. Nada que no hubiéramos experimentado antes en Donnie Darko o en Lost Highway.
Lo más divertido, la emisión "histórica" sincronizada con la original americana de Cuatro. Servidor pasó olímpicamente de perder horas de sueño, así que no pudo vivir en vivo y en directo el "histórico momento". Así lo cuentan en El País (el resaltado en negrita es mío):
Elena Sánchez, directora de Contenidos de Cuatro, vivió ayer los últimos coletazos de esta osadía televisiva: "Asumimos el riesgo de ofrecer el final casi al mismo tiempo que en EE UU. Hubo un momento en el que los subtítulos se desincronizaron y luego se congeló la señal. El caos absoluto se vivió cuando la tensión hizo que una persona del equipo se saltara un segmento. Nos dimos cuenta cinco minutos después, pero ya no podíamos parar. Aun así, creo que la emisión fue más que digna".
Pero que cara más dura. Elena, cariño, te veo futuro en política. Lo digo sin ironía. "Osadía televisiva" no te falta, eso seguro.
Bueno, se acabó Lost. ¿Y ahora qué?
¿Dejarse llevar por esa imagen final que cierra el círculo y empalmar con el piloto otra vez y vivir eternamente atrapado en la isla? Es una opción. De hecho, es una opción que estoy convencido que más de uno está poniendo en práctica.
¿Mi recomendación? Sumérjanse en otra ficción televisiva de calidad. En ningún momento de la historia tendrán tando donde elegir.
Es decir: a airear un poco el cerebro.
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