miércoles, 19 de mayo de 2010
:el señor lanegan
Ayer tuvimos varias citas: con el peluquero, con el dentista y con Mark Lanegan.
Esta última era la que nos hacía más ilusión, así, a priori.
Y no decepcionó.
Por esta casa ya hemos loado en varias ocasiones a su banda primigenia, Screaming Trees, pero su carrera en solitario no es menos soberbia, con auténticas obras maestras como el incomparable Scraps at Midnight.
Con el tiempo, el señor Lanegan sólo ha ido ganando en carisma y presencia; no necesita nada más que plantarse tras su micrófono y dejar salir su voz profunda y cavernosa para sobrecoger a todos los allí congregados; una voz curtida y antigua, una voz que retrotrae a los cantantes de blues primigenio que cantaban lo que habían vivido, y vivían lo que cantaban. En gente viva y de color blanco, sólo el señor Lanegan y Nick Cave pueden gritar "Oh Lord" y sonar creíbles y conmovedores.
Acompañado sólo por un guitarrista acústico, Duke Garwood, versátil y dúctil, y con un atrezzo limitado a unas botellas de agua y dos toallas, el hombre de negro despilfarró clase como a quien le sobra, y nos dejó con un nudo en la garganta cuando desapareció entre bambalinas y se encendieron las luces.
Abusón.
(Les dejo aquí banda sonora. Esta fue una de las canciones que más aplausos levantó).
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