Podemos elucubrar sobre cuál es la obra que hace que un artista se convierta en artista, y en el artista que es y no en otro; cuál es el fogonazo que ilumina la mente del joven artista en ciernes y le muestra, en un instante de lucidez, cual es el camino a seguir.
Los artistas no suelen airear estos datos, quizás porque puedan revelar más sobre ellos de lo que quisieran, quizás porque negarían la idea de genialidad innata que todavía heredamos del romanticismo. Las obras no nacen de la nada, y en nuestro mundo sobresaturado de ficciones y sistemas narrativos, lo más habitual es estar influído por otra obra que por "la vida". La vida, al final, y para la mayoría de la gente, es lo que rodea la pantalla de plasma: un marco.
Richard Kelly sí ha confesado cuál es la obra que puso en marcha su vocación, su deseo de convertirse en narrador audiovisual. La cosa resulta tan prosaica que tiene que ser verdad: el videoclip de Janie's Got A Gun de Aerosmith. El adolescente Kelly descubre con la emisión de este video en la MTV que uno puede contar una historia convinando imágenes y sonidos. Vale, algo que todos no sólo intuímos, sino que hasta damos por hecho (ahí está la historia del cine como prueba de la defensa); pero uno sólo tiende a ver lo que conoce, y el conocimiento se mueve por sendas misteriosas a las que la mayoría de los mortales no llega ni a acercarse (la mayoría viaja por autopista, un método mucho más rápido pero con peores vistas). El joven Kelly, decíamos, se queda boquiabierto con este videoclip de Aerosmith, tanto que necesita saber quién es el artífice detrás del invento. Como estamos hablando de una época pre-internet, donde el conocimiento todavía se almacenaba en departamentos estancos, al joven Kelly sólo se le ocurre llamar directamente a la MTV, en plan Gila, y preguntar por el dato. Tras pasar por diez contestadores automáticos, un tipo se digna en levantar el auricular y le dice que el video lo ha dirigido un tal David Fincher. Kelly toma doble nota: primero, del nombre del director, al que seguirá con interés en su paso al largo (Alien 3); y en segundo lugar, de que los directores, para ser valiosos, deben de tener una visión propia, y ser capaces de plasmarla en su obra. Bravo, Richard.
La estética del engendro, muy moderna en su momento (1989) y muy obsoleta vista hoy, sin duda ha influído en la obra de Kelly. Donni Darko, su maravillosa e imperecedera ópera prima, al estar ambientada precisamente en esa década, se convierte en un extraño artefacto estético, a medio camino entre la nostalgia y la recreación detallada, como un diorama sumergido en ámbar, con su belleza preservada para la eternidad, aunque inalcanzable. Es una obra que nació vieja, y por lo tanto nunca podrá envejecer.
La obra de Kelly debe de clasificarse en esa carpeta con la etiqueta de "Inclasificable". Su primera película hizo que se le emparentara, por vía paterna, con ese otro outsider llamado David Lynch. Y bueno, vale, algo hay. Encontramos en Donnie Darko parte de ese American Gothic que tanto ayudó a popularizar Lynch con obras como Blue Velvet o Twin Peaks. Algo huele a podrido en suburbia. Vale. También les une ese aire de chico sanote del medio-oeste, ese buen hijo de familia funcional (lo de "familia funcional" suena tan raro como "teléfono alámbrico", pero ambos existen, me consta). Ninguno de los dos da el perfil de artista atormentado y algo ido que uno se esperaría encontrar al ver su obra, y supongo que eso les hace aún más especiales: desconciertan doblemente.
Qué más... ah, también encontramos una estrategia común: oscurecer el relato, obviar las explicaciones. Esto hace que sus obras sean más ambiguas (algunos dirían herméticas, aunque yo creo que las pistas están ahí para quien quiera, y sepa, verlas), pero también más atractivas: la atracción del enigma, el placer del misterio.
Les diferencia, básicamente, su bagaje. Pertenecen a dos épocas culturales distintas. Lynch se crió con la primera televisión y con el cine clásico. Kelly se crió con la televisión de los 80, con la MTV y con el Hollywood post-clásico. Si la obra de Lynch parece el resultado de haber dejado pudrirse un par de películas de Hitchcock en un callejón durante unos meses, la obra de Kelly es el equivalente de hacer la misma jugada con una película de Spielberg y otra de Zemeckys. El hecho de criarse en una pequeña ciudad en la era pre-internet te deja pocas posibilidades culturales. Lo que echen por la tele y lo que encuentres en el videoclub, y es más sencillo encontrar obras de George Pan Cosmatos que de Roberto Rossellini. Así que son precisamente esos Spielberg, Zemeckys, Cameron, Scott y compañía los que fascinarán al joven Kelly, que era joven pero no tonto, y dentro de lo que había en el Blockbuster, pues sí, lo de estos tipos era de lo mejor.
Todas esas influencias las tamiza y las transforma en algo único: su reverso tenebroso y esquizofrénico, una extraña imagen especular. Volvemos a su revelación adolescente: un director ha de tener una visión propia y ser capaz de plasmarla. Un tipo con ese peinado y esas gafas sin montura parece poco proclibe a las imposturas. Lo suyo huele, suena y se ve real. Pero ahí donde lo ven, también tiene su lado místico: con el arte uno ha de tratar de alcanzar lo inalcanzable. Con esto ya me pierdo; a lo único que me remite esa frase es a que, quizás, y ojalá me equivoque, Richard Kelly nunca logrará alcanzar lo inalcanzable: la grandeza de su primera película. Donnie Darko es lo que Kelly entrevió a través del agujero de gusano que se abrió frente a él esa tarde de 1989 en que emitieron por primera vez Janie's Got A Gun.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
estoy acabando de descargar southland tales supongo k no la has visto. ya te cuento
Jajaja, sí que la he visto. Prepárate porque la bizarrada es de tomo y lomo.
a k se parece ?
Pues no se parece a nada que yo haya visto. No exajero. Bueno, es de Richard Kelly así que hay similitudes con Donnie Darko y con The Box,sobre todo con la última. Pero hay una mezcla de géneros que desconcierta, de acción a ciencia ficción pasando por comedia. Además, la historia es más amplia de lo que aparece en la película: Kelly la pensó para unos cuantos comics y la película, como si la película fuera sólo un capítulo de la historia general. Vaya, que es muy desconcertante. Es como si te tomases una droga alucinógena y te vieses Magnolia o una de esas películas corales. Tiene secuencias brillantes, pero me parece una película fallida, quizás demasiado ambiciosa. De todas formas tendría que volver a verla, porque la tengo un poco olvidada.
Suerte, porque ya te advierto que no es plato para todos los paladares.
Un abrazo!!
Me ha gustado. Y eso que la tuve k soportar en audio latino.
Lo que tu dices, escenas memorables y historia a medio contar.
Bastante Gran lebowsk tambien.
Publicar un comentario