Se comenta en foros del ramo y afines la paradoja de que se siga considerando al cómic como un medio infantil a pesar de que ya no se editen comics para niños. Sólo hay que pasarse por una librería especializada y ver el paisanaje que allí se reúne, y que ronda más bien la treintena (por arriba). La siguiente generación, adolescentes y postadolescentes (reales, no sentimentales), me temo que ya está perdida para la causa, así que de nosotros depende, padres, padrinos y tíos, que la chiquillería de hoy sea el lector (y comprador) del futuro, que haya un relevo generacional y el medio no acabe languideciendo entre sesentones cebolletas. No dejemos que el tebeo muera, no lo convirtamos en una zarzuela segunda parte.
Si los libros para niños parecen estar pasando por una edad dorada (se produce mucho y muy bueno, florecen las editoriales especializadas), por qué no los tebeos también, digo yo. Y los de Bang editorial debieron de pensar lo mismo, porque se acaban de sacar de la manga una colección, Mi primer cómic, destinada a estos lectores primerizos (a partir de 3 y a partir de 6 años). Son obras que, por lo poco que sé de pedagogía, se adecuan en temática y formato a lo que estos enanos necesitan; es decir, se aprecia un estudio previo, no son obras caprichosas ni coyunturales. Me parece una iniciativa lo suficientemente seria, arriesgada y loable como para que le echemos una mano. Yo por mi parte ya he regalado el de La caca mágica (muchas tardes viendo Dr. Slump me han refinado el gusto, qué le voy a hacer). No sé que dirá Simón, pero yo digo: ¡a comprar!
lunes, 1 de junio de 2009
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