miércoles, 16 de enero de 2019

:repaso al 2018: cómic

Mi personal revisión de lo mejor del 2018 en el mundo del cómic. Ahí va mi top-ten:


10. ¡Universo! Vol. 1 (2018) Albert Monteys: recopila en un tomo los cinco primeros números editados digitalmente por Panelsyndicate (ha salido hace poco el sexto), por lo que uno puede pegarse un atracón analógico y descubrir uno de los mejores cómics de ciencia ficción del momento, y también uno de los más divertidos, y también uno de los más tristes, etc. Además, se me olvidaba, Monteys dibuja como quiere.
9. Nejishiki (2018) Yoshiharu Tsuge: salido de un universo paralelo, Japón, leyendo este recopilatorio de Tsuge que abarca distintos años y períodos de su trayectoria, podemos intuir a qué altura y profundidad se puede llegar hilvanando una viñeta tras otra. Tercera obra de este autor publicada por aquí, y tercera obra monumental.
8. Gus 4 (2018) Christophe Blain: fin de trayecto, conclusión de otra obra mayor de Blain. Pongan aquí todos los epítetos superlativos que se les ocurran para describir el trazo del francés, su capacidad para captar el movimiento, el detalle revelador, la pura gracia, y ya tenemos la reseña. Supongo que, cuando esto se recopile en un tomo, integral, se podrá apreciar mejor su grandeza, aunque solo sea por la anchura de su lomo.
7. Siete sitios sin ti (2018) Juan Berrio: qué poco se prodiga Berrio, tendría que haber un Berrio cada mes del año, cada mes de la vida, para poder entenderla mejor, la vida, con sus rimas asonantes, sus reflejos, sus entrecruzamientos. Si dibujar es clarificar, dejar a un lado lo superfluo, entonces Berrio tiene que ser uno de los mejores dibujantes que tenemos.


6. Pantera (2018) Brecht Evens: apabullante en lo gráfico, aterrador en su contenido, con ese aspecto de cuento infantil, Evens plasma en colores casi fauve, un recordatorio de lo que es la infancia: un cúmulo de temores, de misterios, de metamorfosis sin pausa.
5. La blusa (2018) Bastien Vivès: es Vivès un habitual de estas listas, porque por aquí se le aprecia, cuando vuela ligero y cuando se pone grabe, y sobre todo cuando se queda entremedias, como aquí. Otra clase de narración del ya-no-tan-joven prodigio francés, que parece acariciar con su trazo lo que representa.
4. El método Gemini (2018) Magius: monumental obra esta, una historia nada edulcorada, más bien amarga, de la mafia neoyorkina de los setenta; por lo que es inevitable hacer referencia al Scorsese de los grandes frescos, con lo que ello implica: movimiento continuo de la historia, violencia desatada, personajes cruzándose laberínticamente en esta hoguera que Magius dibuja como un tebeo de Disney donde el lumpen hablase con acento murciano. Hay aquí muchas decisiones arriesgadas, y todas, todas, funcionan a la perfección. Una experiencia eléctrica.


3. Unreal City (2018) D.J. Bryant: esta recopilación de historias cortas parece compilar, valga la redundancia, varias de las propuestas más excitantes del indie de los años noventa, germen de mucho de lo mejor que vivimos ahora en el mundo del cómic y la novela gráfica y todo eso; heredero, Bryant, de Clowes, Burns y compañía, su obra, lejos de ser derivativa y referencial, parece estar inventando algo nuevo con la gramática de antaño, y el disfrute es similar al de antaño, aunque uno no sea ya el de entonces, lo cual me parece un logro.


2. Röhner (2018) Max Baitinger: geometría y física, ideas hechas diseño (en el sentido de dar forma a algo), humor esquivo, Tati y Keaton pasados por el filtro de Becket, convertido todo en pinturas de Patrick Caufield. La obra de Baitinger, además de conjugar en mi mente todos estos, y muchos otros nombres más, da un nuevo sentido a la línea clara, y supone, para un servidor, la mayor sorpresa en viñetas del año (porque el número uno sí me lo esperaba).


1. Lo que más me gusta son los monstruos (2018) Emil Ferris: impepinable pódium, aquí y en la mayoría de las listas de lo mejor del año. Creo que desde la última obra de Chris Ware no había tanta unanimidad en que estamos ante una Obra Mayor; una narración poderosísima, tan atractiva en lo formal que puede distraer, sino fuera porque cada trazo tiene su sentido y su función. Apabullante, a la espera de que salga el segundo volumen que cierre la historia.


Fuera del top-ten, pero también recomendables: Last Man 9 (2018) Sanlaville, Vivès, Balak, se acerca el final de esta serie, que no deja de dar vueltas sin aburrir; En la cocina con Kafka (2018) Tom Gauld, otra recopilación deliciosa de chistes de una página, para reír de medio lado; El gato del rabino 6 (2018) Joann Sfar, el culo inquieto de Sfar vuelve a una de sus series más reconocidas, con otro capítulo maravilloso; Ulna en su torreta (2018) Izu Toru, el manga más adictivo que he leído este año, decir que es desconcertante es quedarse corto; Giant Days (2018) Allison, Treiman, Cogar, una maravillosa sit-com en viñetas, de lo más divertido y mejor dialogado que hay ahora mismo; El show de Albert Monteys (2018) Albert Monteys, recopila sus historietas “autobiográficas”, muy muy divertido; Pulse enter para continuar (2018) Ana Galvañ, ciencia ficción hecha aquí y ahora; Soppy (2018) Philippa Rice, deliciosa; The Black Holes (2018) Borja González, uno de los cómics españoles que más ha dado que hablar este año, y no es para menos: muy solvente, muy serio; Mi experiencia lesbiana con la soledad (2018) Kabi Nagata, si la sinceridad es una virtud, esta obra es de un virtuosismo casi insoportable; Belleza (2018) Kerascoël & Hubert: una delicia gráfica y una historia cercana al cuento moral clásico, pero con la crudeza de las versiones sin edulcorar; Criminal 7 (2018) Brubaker, Phillips: el noir de este año, se ha hecho esperar, pero ha valido la pena; Prison Pit 6 (2018) Johnny Ryan: este es un poco trampa, porque aún no se ha editado en español, pero lo incluyo porque es una de mis series favoritas de los últimos años, y este es el demoledor y nihilista final; El hombre garabateado (2018) Lehman y Peeters: una narración sobre el poder de la narración, y lo dibuja Peeters, para mí ya vale; Coleguis (2018) Matt Furie: desopilante; Poochytown (2018) Jim Woodring: otra virguería de Woodring, no hay nada más que decir; Yo, loco (2018) Altarriba, Kim: un thriller narrado con la sequedad y el virtuosismo del mejor polar; Alan y Martha (2018) Guibert: pequeña, en dimensiones, digresión en la biografía que de Alan está realizando Guibert, una maravilla al alcance de pocos; El tesoro del cisne negro (2018) Paco Roca, Guillermo Corral: Roca sigue sin agotar su hiper-capacidad narrativa, de hecho depurándola, y aquí poniéndola al servicio de un thriller de despachos que no decae, instruye y deleita; Rey Carbón (2018) Max: llega Max a una pureza narrativa y de trazo tal que ya no necesita ni palabras, ya que su dibujo es puro lenguaje. Me parece que no se dice lo suficiente: Max es un genio.


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