jueves, 18 de agosto de 2011

:no nos confiemos

Pequeños contratiempos aleatorios, no mortales por necesidad (aunque puedan llegar a serlo), solo para ponérnoslo un poco difícil, para que no nos confiemos. Unos hierros saliendo de aquí y allá en las aceras, hierros que normalmente forman parte de la estructura interna del hormigón, pero que de pronto salen hacia afuera, como hiervas que crecen en una grieta del pavimento.

No están afilados, y se van oxidando con el tiempo; no hay una premeditación ni un ensañamiento en su naturaleza.

Puedes tropezar en ellos si vas despistado, o clavártelos si tropiezas antes y te caes encima. Pueden darse casos de heridas sin importancia, pero habrá heridos de gravedad. Morirá gente; no la suficiente como para que se convierta en un problema candente, un tema de debate en el Congreso; pero sí un tema para comentar por la calle, o en las noticias, de relleno, en el apartado de sucesos.

Nadie se plantea cortar los hierros, o doblarlos, o taparlos con algo para que sean un objeto romo e inofensivo. Simplemente están.

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