Espero que disfruten esta segunda entrega, que algunos capítulos les despierten esa sonrisa de niño inocente que aún cree en la magia, y otras les hagan pensar en lo fútil y absurdo de la existencia, como si en su lecho de muerte su amada esposa le reconociese que lleva cuarenta años sintiendo asco y sólo asco por su alitosis, una alitosis que nadie le ha comentado que tenía y por la que será recordado por todos sus conocidos. Sí, usted sólo será aquel señor al que le olía la boca a pozo negro, se siente. Con ese pensamiento expirará su último (y fétido) aliento y dejará este mundo con una mueca de angustia y nausea. Qué mierda de vida.
Y sin más, les dejo con este festival de virtuosismo gráfico y chascarrillos a costa de minorías con pocas posibilidades de querellarse con éxito. Nos vemos.

























No hay comentarios:
Publicar un comentario